lunes, 9 de noviembre de 2009

Karl Marx, immer noch


"El pobre es la condición absoluta de la existencia del capital".
(Karl Marx. Grundrisse. 1857-59)

1. Leo en una revista de variedades una entrevista con el cantante Sting, que afirma que "sigue siendo socialista", pese a ser millonario, tener cuatro mansiones y 100 empleados a su cargo. Me asaltan varias dudas: ¿Fue Sting alguna vez socialista? ¿Militó en algún partido o movimiento socialista? ¿Leyó a Marx? ¿Lo entendió? y, sobre todo, ¿se puede ser a la vez socialista y millonario como Sting? Es esta última cuestión la que nos escuece a muchos, lo he comprobado hablando con diferentes personas. Porque lo cierto es que no deja de ser frecuente encontrar entre las capas más altas de la sociedad, entre gentes que tienen hermosas casas de diseño, inalcanzables para el proletariado, o segundas y hasta terceras o cuartas residencias y un nivel de consumo desaforado, individuos que afirman ser comunistas de pura cepa, marxistas de toda la vida, ávidos lectores de la obra de Karl Marx y críticos furiosos del orden capitalista. Por supuesto entre estas gentes hay de todo, desde el cantantautor de los setenta, de origen minero, que hoy día sale en programas de televisión demostrando ser un experto en la cata de caviar, una vez se ha hecho rico cantando la desesperanza de los oprimidos, hasta profesores universitarios de origen aristocrático, que tras una juventud militante, han decidido hacer de la resistencia un trabajo de orden más bien teórico y algo difuso, y disfrutar discretamente de las rentas que su ilustre cuna les proporciona. Los hay más serios y más inverosímiles, más leídos o menos, más comedidos o más lenguaraces, pero los hay, ricos, a punta pala. Y es un fenómeno curioso.
2. Sin embargo, el asunto se remonta a los mismos orígenes: Friedrich Engels, como es bien sabido, fue el hijo de un acaudalado industrial de Bremen, que dirigió la sucursal de su padre en Manchester, pudiendo de este modo observar las condiciones de los obreros fabriles "en primera línea". Engels era un hombre de gustos burgueses, asiduo de los clubs de campo y amigo de muchos aristócratas británicos. Marx, por su parte, era pobre como una rata. Sin embargo Engels se ocupó y se preocupó en ayudar a organizar el movimiento comunista internacional, tratando directamente con las delegaciones de obreros que se personaban en Londres y empleó todos sus recursos en ayudar a construir el socialismo, para empezar ayudando a la supervivencia de Marx, que prácticamente no tenía medios de subsistencia y dedicaba la totalidad de sus energías al estudio, la redacción de obras y el trabajo de organización de la Internacional, teniendo a la vez a su cargo a una prole numerosa.
3. El Instituto de Investigación Social de Frankfurt, donde trabajaron Adorno, Horkheimer, Marcuse y demás intelectuales, orientado desde sus inicios hacia una crítica radical del capitalismo, con ciertas veleidades revolucionarias incluso, estaba financiado casi íntegramente (en sus inicios) por el capital de los padres de Felix Weil, magnates del comercio de grano, que importaban el cereal desde Argentina y lo vendían en Europa. Posteriormente pasó a depender también de fundaciones privadas norteamericanas, una vez depurado de todo nexo con el comunismo ante la caza de brujas macartista. Sea como sea, sus miembros procedían de la alta burguesía judía y (salvo trágicas excepciones) siempre mantuvieron su estatus económico, aun en los años del exilio.
4. Muchos de los autoproclamados izquierdistas de hoy en día, no han pisado una fábrica en su vida. No sólo eso: no han tenido jamás contacto real, contacto personal, con los sectores más humildes de la clase trabajadora. Muchas personas que dicen ser de izquierdas, no tienen el más mínimo interés en militar en una iniciativa política que critique colectivamente de manera radical al sistema, y mucho menos tienen la intención de exponerse personalmente en un conflicto que pueda poner en peligro su estatus o, simplemente, su comodidad. Marx, al tiempo que estudiaba, escribía y trabajaba en tareas organizativas, fue expulsado de tres países, Alemania, Francia y Bélgica, antes de dar con sus huesos en Londres, donde fue siempre vigilado por la policía británica. A veces he pensado que en esta actitud "izquierdista" de muchas personas hay realmente un rastro de esnobismo, de rechazo al orden imperante, no por injusto, sino precisamente por vulgar. Encontraríamos entonces una especie de esteticismo de izquierdas, una forma de distinción de la realidad social circundante en los ideales clásicos de la izquierda, que aún gozan de prestigio, o peor todavía, una especie de esquizofrenia en la que mientras se leen con deleite los pasajes más incendiarios del "manifiesto", se desprecia en secreto al trabajador de la barriada, o se le teme inconfesadamente por su rudeza, por su ignorancia, por su pobreza. No estoy exagerando, he conocido personalmente estas tipologías.
6. Otras veces, el marxista de turno ignora por completo la realidad presente de la clase trabajadora de la que no se cansa de hablar. Este es el caso de la mayoría de los grupúsculos de izquierda radical que he conocido. Este marxista se llena la boca de categorías decimonónicas, habla de revolución inminente, de necesidad histórica, de movimientos de masas, ante un auditorio de cuatro o cinco personas, normalmente estudiantes con poca formación o nostálgicos de clase media: la vanguardia revolucionaria, se entiende.
7. No obstante, hay un tipo de "marxista", relativamente novedoso, que me resulta especialmente antipático: el marxista charlatán. Es un sujeto que juguetea con el discurso marxista y emplea categorías marxistas alegremente, acaso sin llegar a entender bien lo que significan, dada la conocida dificultad de muchos pasajes de la obra marxiana. Este sujeto no es una persona "de izquierdas" (aunque quizás crea serlo) porque no le interesa mayormente un cambio en las estructuras políticas actuales. Quizás tal cambio le perjudicaría y lo sabe. Por eso le interesa más bien el juego intelectual, la cita descontextualizada, el uso presuntuoso de los términos, la simulación, la farsa. Le interesa el marxismo como fuente discursiva ornamental, los conceptos como cáscaras vacías. Como ejemplo de este uso fraudulento de la obra de Marx me viene a la cabeza una exposición que tuvo lugar hace algún tiempo en el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria, que proponía convertir a Marx en una marca registrada de ropa, una iniciativa empresarial. El discurso manejado en torno a esta iniciativa era de carácter indudablemente "marxistizante": el mercado, el fetichismo de la mercancía, la subsunción del arte, bla bla bla. Un discurso de poquísimo calado, en cualquier caso, que no impidió a los artistas responsables vender bien la moto a quienes manejan los presupuestos para que estos corrieran con los gastos en publicidad (se empapeló la ciudad con carteles que anunciaban la marca Marx, como si se tratara de carteles de Zara o Mango). La ropa, por otra parte, que se podía apreciar y comprar en la exposición, era bastante fea. A mi entender, por más que se le den vueltas, por más que se le quiera ver el lado irónico (que es el único lado que sostiene una iniciativa así: el lado humorístico), el proyecto en sí tenía un carácter notoriamente reaccionario, perfectamente avalable por gobiernos de derechas como el canario o el madrileño. De hecho creo que los mismos artistas han hecho otras incursiones en esta especie de marxismo artístico en la comunidad de Madrid, con el beneplácito y el apoyo económico de los responsables culturales del PP.
8. Leo estos días dos libros de y en torno a Marx. El primero es una antología de textos publicada en los años 70 en la desaparecida editorial Cuadernos para el Diálogo, que incluye amplios extractos de la "Crítica a la filosofía del derecho de Hegel", "Manuscritos de Economía y Filosofía", "La Sagrada Familia", "Tesis sobre Feuerbach", "La ideología alemana", "Miseria de la Filosofía", "Las luchas de clases en Francia", "Trabajo asalariado y capital", "El 18 Brumario de Luis Bonaparte", "Contribución a la crítica de la Economía Política", "La Revolución en España", "La guerra civil en Francia", "La crítica al Programa de Gotha" y los tres tomos de "El Capital". Es un libro de unas quinientas páginas que constituye un brevísimo recorrido por las obras más conocidas del filósofo. El otro libro es un volumen de conferencias de Enrique Dussel, titulado "Marx y la Modernidad. Conferencias de La Paz". Dussel dedicó quince años a estudiar línea por línea toda la obra de Marx, incluidos los inéditos que reposan en los archivos históricos de Amsterdam, y presume de ser un conocedor de primer orden del opus marxiano, al cual se acerca desde la filosofía de la liberación latinoamericana, en una lectura muy estimulante (casi filológica) que rescata un Marx para el siglo XXI, con profundas implicaciones para la ética, haciendo énfasis en categorías normalmente dejadas de lado por el marxismo tradicional, como "corporalidad", "pobreza" y "exclusión" (en lugar del tradicional reduccionismo clasista del marxismo acartonado).




9. ¿Por qué seguimos con Marx, erre que erre, a estas alturas, cuando nos cansamos de oír que el comunismo es historia, que Marx está "superado", que la ciencia económica ha demostrado que Marx no tenía razón, etc? ¿Por qué seguir, cuando los expertos afirman que el "valor trabajo" ha sido definitivamente sustituido por la ley de la oferta y la demanda? Estos días que se celebra la caída del Muro de Berlín, el triunfo de la "libertad", ¿qué hacemos leyendo a Marx, pobres de nosotros, anacrónicos, desfasados? Lo cierto es que la obra de Marx es una inmensidad que se ríe de todos estos tópicos. La historia de la URSS quedará como una nota al pie de página en el corpus marxiano. El Marx de la "ciencia económica" es un Marx reducido, mutilado, puesto que hoy tiene más vigencia, en mi opinión, el Marx de amplio espectro que realiza una crítica económica de corte antropológico (por ejemplo, el de los "Manuscritos de 1844") fundada en un profundo sentido de la ética, y siempre desde la filosofía. Como señala Dussel, el liberalismo económico, la economía moderna, hace abstracción del ser humano, convierte al humano en cifra, así pues "la economía no tiene nada que ver con el hambre": Marx hace justo lo contrario, comienza pensando el hambre, y sobre ella construye la economía, es decir, revienta los cimientos de la cosmovisión del dominio y pone en tela de juicio la misma realidad. Por eso decimos que es ante todo filósofo. Y es una decisión filosófica (y ética) poner el trabajo humano como fuente de valor, porque las fuentes de valor, que no pueden tener precio, son dos: el ser humano y la naturaleza, creadores de todo valor. Por eso la economía moderna (Friedman, Hayek and so on) es, para Marx, para Dussel (y para cualquiera con un poco de sensibilidad) una aberración.
10. La obra de Marx es difícil. Las traducciones en muchos casos no ayudan nada. La amplitud de la obra, la cantidad de temas tratados, la propia evolución del pensamiento de Marx, la distancia con respecto a su tiempo, son factores que dificultan una comprensión clara. Yo voy leyendo despacio, ahora, los "Manuscritos de Economía y Filosofía". siempre con la intención de volver a leer. No son lo más duro. En el horizonte, la intención de leer entero "El Capital", de cabo a rabo, como Dussel. Para el que tenga ánimo, unas perlas que servirán de introducción:




































5 comentarios:

  1. Excelente artículo.

    Quisiera de paso aprovechar este espacio para anunciar que el día 18 de diciembre presentaré el libro "Neutralizados" en el Centro Atlántico de Arte Moderno, junto a los artistas marxistas charlatanes (editores). Es un libro con artículos de cuatro artistas en torno a la ya mentada subsunción del arte en el capital.

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  2. Estimado Palanca,

    No íbamos a contestar a tus críticas porque no merece la pena perder el
    tiempo con alguien que escribe de un modo tan insultante, pero viendo que
    tenemos un amigo común al que ambos apreciamos, procederemos.

    Lo que hemos leído de Marx, lo hemos entendido, Marx afronta conceptos
    complejos con un estilo bastante claro, a veces exaltado, cosa natural en
    el siglo XIX, pero no en el XXI, así que te recomiendo que mires el
    presente y no te ancles en el pasado. Si el fetichismo de la mercancía y
    su relación con el valor de marca no es un tema de calado en referencia a
    la sociedad en que vivimos, es que sigues pensando en el XIX.

    En el comentario que enviaste a contraindicaciones escribes: estos señores
    de PSJM (él creativo y visionario, ella, a "sus labores"). Si esta parte
    final no es un comentario machista y reaccionario (poco marxista
    diríamos), en fin, qué podemos decir, tú solo te descalificas. En el
    colectivo son primordiales las tareas de Cynthia, (licenciada en Marketing
    y Comercio eExterior). "No puede haber ninguna división estricta entre
    creación y trabajo.” Esta frase es de Bogdanov, teórico del Proletkult,
    aunque a la vista está que no estás muy informado sobre arte. Por no saber
    no sabes ni bajo qué gobierno está el museo de arte contemporáneo de la
    ciudad donde vives. El CAAM pertenece al Cabildo de Gran Canaria gobernado
    por el PSOE. Respecto a esto también hablas del gobierno de derechas de
    Madrid, como si hubiera tenido algo que ver con nuestra obra. Marx® ha
    sido una coproducción del CAAM y de la Laboral, que está en Gijón y que
    está bajo la gestión del PSOE. Ahora tú dirás que el PSOE son
    reaccionarios. Eres un caso.

    Además de saber mucho sobre Marx, al que parece que sólo entiendes tú,
    también sabes de moda y estética, al decir que las prendas Marx® eran
    bastante feas. No hay más que echar un vistazo a tu blog para ver cuanto
    sabes de diseño, debes de ser un tipo superfashion.

    En cuanto a la financiación del proyecto, diremos que si bien las dos
    instituciones que coprodujeron la obra aportaron dinero, nuestros
    honorarios como artistas, como diseñadores del catálogo, la charla y el
    texto, todo, absolutamente todo se invirtió en la producción. Por nuestra
    parte aún estamos pagando facturas de nuestro bolsillo. En cuanto a la
    campaña de exterior, te diremos que ni a la Laboral ni al CAAM le costaron
    un duro, sino que se consiguió gracias a la gestión y contactos que
    Cynthia tiene en el sector.

    Respecto a las palabras envenenadas que también tienes para José María
    Durán. No hay más que leer su texto y leer el tuyo para ver el nivel.

    Te recomiendamos que te dediques a otra cosa.

    Muy atentamente

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  3. En algo tienes mucha razón: soy un tipo súper fashion.

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  4. Bueno, una cosa exagerada: shopper profesional y cazatendencias nato.

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  5. Lo cierto es que el propio Marx se escandalizaría del metadiscurso marxista. Resulta más práctica la guataca y por ende más marxista.

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